La política realista de Emmanuel Macron, presidente de Francia, obedece a su convicción de que los tiempos presentes se parecen a los años 1930, cuando Hitler llegaba al poder y las democracias europeas se debilitaban, hasta morir, bajo los golpes de fuerzas internas. La comparación no puede ir demasiado lejos, puesto que, por suerte, no existen hoy en Europa ni Stalin ni Hitler. Sin embargo, Macron tiene razón cuando señala el peligro que amenaza a las democracias de la Unión Europea, asaltadas por dentro por partidos; asaltadas por fuera, por gobiernos europeos.
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