junio 18, 2020

Perspectivas

La alcaldía de Tucson: una victoria para el latino power en Estados Unidos 



Dr. Maciel es profesor emerito de la UNM / UCLA y profesor asociado de la Divisón de Historia del CIDE.

 

En  noviembre de 2019, la candidata demócrata Regina Romero resultó electa para el puesto de alcaldesa de la ciudad de Tucson, Arizona, convirtiéndose así en la única latina en alcanzar este puesto dentro de  las 50 ciudades más pobladas de Estados Unidos.  Además, Romero ganó la elección con el 56% del voto ciudadano, un porcentaje sumamente alto para unas elecciones locales. A manera de comparación, el actual alcalde de Los  Ángeles, Eric Garcetti, logró su reelección con sólo el 23% de la votación de los ciudadanos angelinos. 

Tucson es una ciudad de suma importancia para el suroeste de Estados Unidos y, ciertamente, para Arizona, estado que tiene a México como su principal socio comercial internacional (y destino del 30% de sus exportaciones, que alcanzan los 6 mil millones de dólares)Además, de acuerdo con la Arizona-Mexico Commission, dicho estado recauda $7,350,000 anuales por parte de turistas mexicanos que visitan su territorio.  

Tucson fue fundada en 1775  y  pasó a ser parte de Estados Unidos a partir del Tratado de la Mesilla de 1854, firmado poco después de la guerra de México-Estados Unidos (1846-1848). Desde entonces, ha mantenido profundos lazos económicos, sociales y familiares con México.  Los ejemplos son varios: simplemente el impuesto a las ventas que pagan los 65,000 mexicanos que cruzan la frontera desde México por recreación, trabajo o visitas familiares cubre el 10 % del total recaudado por la Tesorería de la ciudad de Tucson. También existe un turismo médico y asociaciones en ambos lados de la frontera que lo fomentan. Por su parte, las principales instituciones educativas de esta ciudad, la University of Arizona y el  Pima Community College, mantienen vínculos estrechos con sus contrapartes en Sonora y otros estados de México. 

El triunfo de la alcaldesa Romero es histórico en la política de la ciudad de Tucson: es la primera vez que una mujer chicana ocupa este cargo; además, en toda su historia como parte de la Unión Americana, dicha ciudad sólo tuvo a un alcalde de origen mexicano: Estevan Ochoa, en 1875. Por cierto, la población de Tucson es 43% latina (38% de origen mexicano). 

Otra dimensión del triunfo de la alcaldesa Romero es que muestra fehacientemente los cambios que está experimentando el estado de Arizona, el cual ha pasado de ser tradicionalmente Republicano a ser un swing state: en la actualidad, todavía no está definido cuál partido político ganara a nivel estatal en la elección presidencial de noviembre de este año. Una derrota del Partido Republicano en Arizona podría ser crucial para los resultados finales de dicha elección. 

Pero, ¿quién es Regina Romero? 

Regina nació en el pequeño pueblo agrícola de Somerton, Arizona muy cerca de la frontera con México, la hija menor de una familia de seis hijos de trabajadores del campo. Forma parte de una generación de latinos que son los primeros en su familia en cursar una educación universitaria. La alcaldesa Romero se graduó de la University of Arizona con sede en Tucson, la más prestigiada del estado. Después, realizó estudios de posgrado en la John F. Kennedy School of Government de Harvard. 

Regina Romero inició su carrera política como concejal de la Ciudad de Tucson en 2007, puesto al que fue reelecta en dos ocasiones. Desde ahí, se comprometió con una amplia agenda relacionada con una multitud de temas. En el campo económico, participó en el diseño y puesta en práctica de políticas públicas para enfrentar y superar los efectos de la Gran Recesión de 2008, como, por ejemplo, el establecimiento del Primary Jobs Incentive Program, que fomen la creación de empleos permanentes y bien pagados en la ciudad.  

La agenda de la concejal Romero también incluyó temas relacionados con la defensa de los derechos de los trabajadores, especialmente de los inmigrantes, y que peleó por la ampliación de prestaciones laborales, como la concesión de licencia maternal/paternal por el nacimiento de hijos. Asimismo, Romero votó a favor del establecimiento de un día festivo pagado en honor al líder del Movimiento Chicano por los Derechos Civiles de los años 1960, Cesar Chavez, para, por este medio, honrar su lucha y la de todas las organizaciones laborales de la ciudad de Tucson.   

Por otro lado, aunque Tucson no es formalmente una “ciudad santuario”, ya que el estado de Arizona no las permite en su territorio, en la práctica tiene su característica principal: las autoridades municipales limitan su intercambio de información con las agencias federales encargadas de controlar la migración indocumentada. Para hacer posible lo anterior, Romero lideró el esfuerzo de declararla Immigrant Welcome City. Otra importante medida apoyada por ella fue la resolución No Border Wall, que prohibía al gobierno de Tucson contratar los servicios de compañías involucradas en la construcción del muro fronterizo, apoyado por  la administración de Donald Trump. 

Sumado a lo previamente dicho, Regina Romero estuvo al frente de la condena a la ley estatal de contenido racista: la SB 1070 de 2010, que autorizaba a los agentes del orden a exigirles documentos de identificación a personas “sospechosas de ser ilegales”, a detenerlas y, en su caso, remitirlas a las autoridades migratorias para su deportación. Otros temas que estuvieron en la agenda de la concejal Romero fueron el fomento a la educación de estudiantes de grupos minoritarios, un acceso más igualitario al agua y el apoyo de medidas en contra del cambio climático.  

Desde noviembre de 2019, cuando se convirtió en alcaldesa de Tucson, Romero ha agregado nuevos temas (y retos) a su agenda política. Como resultado de la covid-19, tuvo que enfrentar la disminución de los ingresos de la alcaldía; por ejemplo, los impuestos por ventas cayeron en más de un 25%. Aun así, el gobierno municipal a su cargo otorgó fondos por más de un millón de dólares para programas de apoyo a organizaciones comunitarias, pequeños negocios y trabajadores en general. Para la distribución equitativa de los fondos y para diseñar políticas para la recuperación económica de la ciudad, Romero estableció un consejo asesor en donde estuvieran representados los sindicatos, los pequeños empresarios, los expertos en desarrollo urbano, así como profesores de la University of Arizona. 

La alcaldesa Romero también se ha opuesto a elevar a rango constitucional en Arizona la prohibición al establecimiento de “ciudades santuario” que, de aprobarse, impondría incluso sanciones económicas a los gobiernos municipales que pusieran trabas a la colaboración de los agentes del orden locales con las autoridades federales en materia de migración indocumentada. 

En sus propias palabras, Regina Romero señaló al respecto: 

Esta propuesta de corte Trumptiano [sic] significa una escalación innecesaria de la ley SB 1070, que ha impactado negativamente a nuestra economía y a nuestra reputación a nivel nacional. Reforzar la SB 1070, una década después de que hemos empezado a voltear la página de este capítulo oscuro de la historia de Arizona, es un grave error […] Los latinos contribuyen cada año con más de $50 mil millones a la economía de nuestro estado. Nosotros vemos crecer a nuestros hijos, abrimos negocios y pagamos lo debido de impuestos. [Eventos como] el Super Bowl, el Final Fours y otros que mucho nos benefician económicamente han regresado finalmente a Arizona. Avanzar en esta iniciativa [de cambiar la Constitución estatal] e introducir miedo en las comunidades latinas dañaría la economía de nuestro estado. [Además] Tucson tiene una historia de dar la bienvenida a todas las personas sin que importe su estatus.  

La alcaldesa Romero también hizo un llamado tanto al gobernador como a la legislatura del estado a que reconsideren su propuesta de enmendar la Constitución “antes de que causen un daño irreparable a nuestras comunidades de todo el estado.” 

En fin: Regina Romero es una chicana con una amplia trayectoria en el gobierno municipal, que ha logrado una histórica victoria y sin duda representa el impulso de una nueva generación que actúa en la arena política apegada a su identidad chicana / latina. Su triunfo ha tenido (y tendrá) varias consecuencias: no solo un importante impacto local, sino que se convierte en un ejemplo de los avances del Chicano Power en la política de Estados Unidos, y apunta a un futuro prometedor en política social. Más aún, puede contribuir incluso a alterar el escenario político nacional de Estados Unidos, por el mencionado hecho de que Arizona es un estado swing en términos de las próximas elecciones presidenciales de noviembre de 2020.