Los debates sobre las series Trotsky (2017) de Netflix y Chernóbil (2019) de HBO y Sky son síntomas de la pugna simbólica de la Postguerra Fría en el siglo XXI. En ambos casos vemos a superpoderes de la geopolítica contemporánea (Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia) posicionándose sobre un pasado que consideran su patrimonio, aún cuando el eje de la confrontación ideológica entre socialismo y capitalismo no renazca de sus cenizas.
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